En la villa hermosa de Chiang Mai, Tailandia, creo que usar chanclas solo para la casa es el perfecto equilibrio de comodidad y respeto por la belleza del lugar.
Las chanclas aportan una sensación de liberación para los pies, una conexión directa con la superficie, lo que permite sentir y admirar la textura variada del suelo tailandés, desde el frío mármol hasta los suelos de madera pulida.
Además, al confinar el uso de las chanclas al interior da la oportunidad de conservar la limpieza y preservar la serenidad del espacio.
De esta forma, puedo disfrutar de la comodidad sin comprometer la prístina condición de este refugio tailandés.